En 2016 se inauguró “Oculus”, una de las estaciones de metro más caras del mundo, situada en uno de los barrios más emblemáticos de la “gran manzana”, Manhattan.
Esta conecta once líneas de metro, además de una línea de tren que va de Nueva York a su vecina Nueva Jersey. Por otro lado, también goza entre sus instalaciones de toda una oferta hostelera y un centro comercial.
En la línea de otras obras del arquitecto español, esta no podía quedar atrás en cuanto al elevado costo que estas acostumbran tener, de modo que cuatro mil millones de euros y doce años hicieron falta para la culminación de esta grandiosa obra, que algunos han calificado de excesiva y un símbolo despilfarro, mientras que otros admiran sus dimensiones y arquitectura.
El arquitecto cuenta cómo el edificio pretende semejarse a “un pájaro siendo liberado de la mano de un niño”. Entre sus proyectos para el mismo, estaba planeado que el techo se abriese mecánicamente para dejar entrar más luz y a la vez se ventilase. En cualquier caso, el proyecto inicial tuvo que ser modificado en diversas ocasiones por cuestiones de seguridad y falta de presupuesto.
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