Siguiendo con la publicación del lunes, hoy volveremos a hablar de la historia de los trenes de la corona británica, pero centrando nuestra atención en el pasado siglo XX.
En 1902, Eduardo VII, hijo de la Reina Victoria, encargaría una berlina, que se diferenciaba del resto de vagones por llevar una sola fila de asientos. Igualmente, mandó que se instalasen dos nuevos salones, uno para el rey, el cual incluía una sala de fumar, y otro p...ara la reina Alejandra, y en ambos casos los asientos incorporaban un sistema de calefacción con el fin de hacer el viaje lo más cómodo posible. Este se conserva en el Museo Nacional del Ferrocarril de Nueva York, como se muestra en una de las fotos.
Años más tarde, en torno a la segunda década del siglo XX, con motivo de la coronación del Rey Jorge V, se dotó al tren de un nuevo salón real, incorporando como novedad un vagón restaurante que podía conectarse al salón cuando se requiriese.
Con la II Guerra Mundial, se construyeron tres nuevos salones para la familia, aunque esta vez blindados por motivos evidentes. Estos fueron llevados a cabo por la London, Midland y el Scottish Railway, aunque tras la guerra, los blindajes fueron retirados de uno de los vagones (como se ve en una de las fotos), conservándose el resto con ellos.
En 1977, con motivo del Jubileo de Plata de la actual reina Isabel II, se acometió con la renovación del tren. De este modo, fueron agregados varios vagones, retirando algunos de los que se conservaban en peor estado del antiguo tren. A partir de este momento, todas las nuevas adiciones se han pintado del llamado “Royal Claret”, que se corresponde con un color burdeos.
En los últimos años, la familia se ha transportado de forma frecuente por trenes ordinarios con el fin de minimizar los costos.
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