Hoy seguiremos por nuestro recorrido por la historia del ferrocarril y su aparición en Europa.
En Alemania, la revolución del ferrocarril tuvo lugar en la década de 1840, época de desarrollo económico para el país, lo que a su vez propició la apertura de nuevos mercados para productos locales, el aumento de la demanda de ingenieros, arquitectos y maquinistas calificados, así como también incentivó las inversiones en carbón y hierro. De esta manera..., se consiguió unir las ciudades principales y cada estado alemán era responsable de las líneas dentro de sus propias fronteras. El economista Friedrich List, de origen alemán, resumió las ventajas que se derivarían del desarrollo del sistema ferroviario en 1841, destacando su uso “como medio de defensa nacional; facilita la concentración, distribución y dirección del ejército; es un medio para la mejora de la cultura de la nación; trae talento, conocimiento y habilidades de todo tipo al mercado,” entre muchas apreciaciones.
Por su parte, en los Países Bajos se considera que el transporte ferroviario comenzó el 20 de septiembre de 1839 cuando el primer tren realizó con éxito un viaje de 16 km de Ámsterdam a Haarlem. A pesar de ello, sería en torno a la segunda mitad del siglo XIX cuando el gobierno comenzaría a ordenar la construcción de nuevas líneas.
En Rusia, la primera línea ferroviaria fue construida en 1837, entre San Petersburgo y Tsarskoye Selo. Esta tenía 27 km de largo y unía los palacios imperiales de ambas ciudades. El país necesitaba grandes sistemas de transporte, sin embargo, ello se vio obstaculizado por su situación política y la escasez de capital. Fueron los estadounidenses quienes llevaron la tecnología de estas máquinas a Rusia, de modo que en 1842 comenzó la planificación para la construcción del primer ferrocarril importante de Rusia que uniría Moscú y San Petersburgo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario