La famosa estación de Príncipe Pío, por donde día a día transitan miles de madrileños y visitantes, fue conocida durante mucho tiempo como la Estación del Norte debido a que fue construida por la Compañía de los Ferrocarriles del Norte –con capital francés gracias a la Ley de Ferrocarriles de 1855- como cabecera de una línea férrea que enlazaba Madrid con la frontera francesa.
En el diseño del trazado fue muy polémica la entrada a Madrid, pues lo angosto de la localización provocó críticas ante la imposibilidad de ampliar la estación en caso de necesidad. La construcción de la antigua estación comenzó en 1859, pero el complicado panorama español no permitió la apertura total de la línea hasta 1876, por lo que el diseño definitivo de la estación no finalizó hasta 1879.
La Estación del Norte mantuvo los tráficos de Galicia hasta la década de 1990 -en enero de 1993 salió de esta estación el último expreso hacia la costa gallega- cuando fue cerrada definitivamente para acometer una importante obra que la convertiría en el gran intercambiador de transportes que ahora conocemos.
En el diseño del trazado fue muy polémica la entrada a Madrid, pues lo angosto de la localización provocó críticas ante la imposibilidad de ampliar la estación en caso de necesidad. La construcción de la antigua estación comenzó en 1859, pero el complicado panorama español no permitió la apertura total de la línea hasta 1876, por lo que el diseño definitivo de la estación no finalizó hasta 1879.
La Estación del Norte mantuvo los tráficos de Galicia hasta la década de 1990 -en enero de 1993 salió de esta estación el último expreso hacia la costa gallega- cuando fue cerrada definitivamente para acometer una importante obra que la convertiría en el gran intercambiador de transportes que ahora conocemos.
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